miércoles, 30 de marzo de 2011

EL reino de Dios está en Vosotros.

La búsqueda de ese crecimiento espiritual nace en los hombres cuando ven que caminan en medio de las tinieblas de su propia conciencia y que la luz de la sabiduría suprema no llega a sus corazones, ni los mejores textos nos enseñan cual es el camino a seguir, somos peregrinos extraviados que a tientas buscamos el tesoro prometido, aquella cruz sangrante cubierta de espinas, aquel manto sagrado que nos cubra del frío y nos redima de pecados.
El mismísimo Tolstoi estuvo preso en una terrible crisis existencial y espiritual que lo sumió en una profunda depresión y que lo llevo al borde del suicidio, se sentía en un abismo y necesitaba encontrar un sentido a su vida de ese profundo vacío espiritual nace una obra llena de verdad, esa verdad que nació de sus dudas y decepciones.

“EL REINO DE DIOS ESTA EN VOSOTROS” , maravillosa obra literaria en la que trata de explicar su pensamiento religioso y adentrarnos a un mundo con dudas razonables, aquellas que crecen debido al mar de hipocresía en el que todos somos náufragos.
Tolstoi y los fragmentos de su verdad en un libro cuyo titulo me fascino y cuya esencia me ha llenado aun de mas dudas, si un genio como el no fue capaz de descifrar los códigos de este averno que será de mi, ignorante y pobre mortal.

El Reino de Dios Está en vosotros
“A un hombre de pocas luces(como YO), se le pueden explicar las cosas más complejas si aún no tiene una idea preconcebida sobre ellas; sin embargo es imposible explicara a un hombre inteligente (como USTED), las cosas más sencillas si éste está convencido de que conoce a la perfección aquello que le están intentando transmitir”
La historia de la humanidad está llena de evidencias que demuestran que la violencia física no es compatible con el renacimiento moral. La verdadera seguridad se encuentra en la bondad, en la paciencia infinita y en la misericordia. Dios acabará triunfando sobre las fuerzas malignas
El rebelde privado de su libertad, soporta toda clase de humillaciones y padecimientos, como si fuera un criminal convicto. Cuando lo dejan ir empiezan a tomarse toda una serie de medidas secretas y subterfugios para no dejarlo en libertad. Y tampoco pueden dejar a un hombre en paz si éste desobedece las órdenes. Por este motivo intenta que reniegue de Cristo con toda clase de sufrimientos, o tratan de librarse de esos hombres discretamente, sin castigarlos abiertamente, pero silenciando todos sus actos y aislándolos del resto de la gente. Entonces empiezan todo tipo de subterfugios, artimañas, trampas y suplicios, los deportan a algún lugar recóndito, o los provocan para que insubordinen, los condenan por violación disciplinar y los encierran en una cárcel, donde, en un batallón disciplinario, a escondidas del mundo, los torturan, humillan y mofan con toda libertad, o los declaran locos y los recluyen en un manicomio.
Como si se tratara de una conspiración existe un pacto de silencio, gente de libre pensamiento que dan la espalda a todo lo que han dicho, echo o escrito acerca de la paz o la verdad, y no sólo es incompatible con éstas, también lo es con el humanitarismo que en principio profesa, pregona nuestra hipócrita sociedad. El mundo es un reino de maldad de lo contrario el león no atacaría siempre al cordero, sabiéndolo inferior.
Es imposible que un hombre ocupe en contra de su voluntad una posición contraria a su conciencia.
Si ocupas esta posición, no es porque ello sea necesario para alguien, sino únicamente porque así lo quieres tú. Por tanto, sabiendo que esta posición es contraria a tu corazón, a tu razón, a tu fe, e incluso a la conciencia en la que crees, no puedes dejar de plantearte si realmente estás haciendo lo que debes, si vas a continuar ocupando la misma posición, y , lo más importante, si tratas de justificarla, como decir; si te hice daño, lo siento, no tuve más remedio.
Podrías arriesgarte a equivocarte si tuvieras tiempo de ver tu error y de enmendarlo, y si aquello en cuyo nombre tanto arriesgas tuviera alguna importancia. Pero cuando sabes de un modo certero que puedes desaparecer en cualquier segundo, sin la menos posibilidad de enmendar el error hacia el que te has arrastrado a ti y también a los otros, y sabes además que hagas lo que hagas en la organización externa del mundo, ello desaparecerá tan pronto y tan inevitablemente como tú mismo sin dejar huella alguna, resulta evidente que no tiene sentido que te arriesgues a cometer tan terrible error, si todo cuanto hacemos o lo que somos se extingue, se esfuma en los brazos del tiempo.
Esto sería de lo más simple y claro si la hipocresía no hubiera ofuscado, taladrado la verdad que nos fue revelada
Comparte lo que poseas con los demás, no acumules riquezas, no seas vanidoso, no robes, no generes sufrimientos, no mates, no hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a ti.
Lo que si puedes hacer siempre es reconocer la verdad y no mentir. Puedes dejar de mentirte a ti mismo y a los demás, y no sólo puedes sino que debes dejar de hacerlo, porque la única dicha de tu vida reside únicamente en esto: en liberarte de la MENTIRA y en profesar la VERDAD.
Hay una cosa, una única cosa en la vida en la que eres totalmente libre y TODOPODEROSO, nada de lo demás está en tu poder; conocer la verdad y profesarla, no solo estudiarla, meditarla, tratar de descifrarla sino con hechos, que prediquen tus actos no tan solo tus palabras.
Sin embargo, debido a que otros hombres como tú, con la misma condición moral, lastimosos y descarriados, te han persuadido de que eres “DIOS”, empiezas a torturar, robar, matar, engañar, mentir, construir tu vida sobre el sufrimiento ajeno, una guerra sicológica sin medida, donde tu lema es vencer o vencer.
¿Y en que condiciones lo haces?
Tú que puedes morir en cualquier momento, declaras la guerra, juzgas, causas muchos sufrimientos, desvalijas a los obreros, vives a lo grande en medio de los pobres y enseñas a los débiles y a aquellos que creen en ti que todo debe ser así, te vuelves entonces maestro de iniquidades, sembrador de maldades, negro velo que cubre la mayoría de las ánimas.
Nada puede destruir la certeza de esa verdad simple y diáfana: ningún esfuerzo externo podrá asegurar nuestra vida, fatalmente unida al sufrimiento y a la muerte inevitable, una muerte que nos puede llegar en cualquier momento. Por consiguiente, nuestra vida no puede tener ningún otro sentido que no sea el de cumplir en todo momento con aquello que la FUERZA quiere de nosotros, una FUERZA que nos ha enviado a la vida y que nos ha otorgado un único e indudable guía: UNA CONCIENCIA RACIONAL.
Esta FUERZA nos exige sólo aquello que es indudable, razonable y posible; que sirvamos al reino de Dios, es decir, que contribuyamos a conseguir la unión entre los seres vivos, algo posible únicamente en la VERDAD, nos invita a que reconozcamos nuestros, errores, fallos y debilidades, a que sembremos menos odio y mas Amor.
El único sentido de la vida del hombre reside en servir al mundo contribuyendo a que el reino de Dios sea establecido. Y eso se producirá únicamente cuando cada persona reconozca y profese la verdad, aquella que habita como luz o sombra en su interior.
“El Reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: helo aquí o helo allí; porque el reino de Dios está en vosotros” Lucas 17, 20-21
“Vivimos un tiempo lleno de contradicciones. En la prensa de todos los paises se aboga continuamente por una aspiración Universal hacia la PAZ. Sin embargo la fuerza supera a la razón. !Qué contradicción mas clamorosa entre palabras y hechos!
Un abismo se abre a los pies de cualquiera que desee descubrir esa VERDAD imposible en este mundo de encontrar.
“Estos mártires de la verdad dejarían tras de sí sus enseñanzas, iluminadas por su sangre santificada” Destrozan la cabeza de la serpiente, y mata y extirpa definitivamente el sentimiento maligno”
“Y lo que deseamos nosotros es estar llenos del espíritu de Dios, llenos de Amor y bondad”