miércoles, 21 de noviembre de 2012

Derechos y funciones

Derechos y funciones 
La historia de los derechos humanos es la historia de los sufrimientos de la humanidad. 

Cuando se formula un derecho es porque se toma conciencia de la injusticia de ciertas realidades. Si sostenemos que todos nacemos con iguales derechos, es porque la vida demuestra que no nacemos iguales. 

Que no es lo mismo nacer en Somalia que en Suecia o en Ruanda. La declaración de esos derechos es como señalar el camino que se debe seguir. Las leyes que cada país y las organizaciones multilaterales explicitan, es la manera de lograrlo. 

En general no son los gobiernos quienes descubren los derechos, sino la humanidad de a pie, la ciudadanía lisa y llana, que se organiza y participa, que vive las injusticias y logra que los gobiernos tomen en cuenta sus demandas y luego se conviertan en política de Estado, es decir, que perduren a pesar del cambio de los gobiernos, las diferentes ideologías y partidos. El Estado se convierte en promotor y garante de que los derechos se cumplan, se respeten, se profundicen. A medida que la humanidad recorre su camino en el tiempo, nuevos derechos surgen como exigencia del irnos transformando en humanos y del descubrimiento de nuestra relación fundamental con todo lo que vive. 

Mucho tiempo nos creímos centro del mundo y dueños de él, ahora en conjunto somos más conscientes de nuestra interacción con todo lo que existe. Luego de los derechos individuales y políticos, los primeros formulados dentro de los que consta el derecho a la libertad de opinión y de expresión, surgieron los derechos de segunda generación, los derechos económicos, sociales y culturales, y más cerca nuestro los derechos de tercera generación, los derechos de los pueblos, dentro de los que se formulan el derecho a la paz y a un medioambiente sano. (¡Eso porque no tenemos ni paz ni un medioambiente sano!). Que formulemos derechos no significa como una ecuación que este debe ser o convertirse en función del Estado. Porque el Estado es una organización que es manejada (también) por seres humanos. Muchas personas que desempeñan cargos públicos vienen de la empresa privada. ¿En qué momento se convirtieron en mejores administradores y ejecutores solo por estar en funciones públicas? ¿Si cuando estaban en empresas privadas defendían sus intereses, y eran el monumento a la corrupción, cómo se convirtieron en íntegros en poco tiempo? ¿Qué intereses defienden que ha producido tan impresionante conversión? Beth Noveck sostenía en una reciente conferencia: “Sabemos que los científicos han estudiado un fenómeno que llaman ‘flujo’, según el cual nuestros sistemas, ya sean naturales o sociales, canalizan el flujo de aquello que los recorre. 

El río está diseñado para dar cauce al flujo del agua, el relámpago que surge de una nube da cauce al flujo de electricidad y la hoja está diseñada para canalizar el flujo de nutrientes hacia el árbol, incluso sorteando obstáculos, para hacer que le llegue el alimento. Lo mismo puede decirse de nuestros sistemas sociales o de nuestros sistemas de gobierno”. Lo que hace falta no es que el Estado sea un pulpo de enormes tentáculos que acapara todo, encierra todo y controla todo, sino encontrar los canales efectivos y ágiles para la participación, en los problemas que les interesan, de todos los involucrados en un barrio, ciudad, región o el país.