Una metáfora de mi vida
Caen las hojas sobre el reloj de plata se desvelan las sombras, lloran las animas, maldito camino todo lleno de trampas.
Escupe la serpiente su veneno en la cara, el sabio, paciente Búho solo vigila, espía, observa, escucha y calla.
El águila despliega soberbia sus alas, el halcón arranca los ojos, desgarra las entrañas.
Los buitres degustan con abominable deleite los huesos, la sangre derramada, las hienas ríen al unísono al ver dantesca escena.
Malherida el ave Fénix agoniza en un profundo río de tormentos, dudas, desencantos, desaciertos.
Teje la araña con hilos de infamia mentiras, calumnias, enormes patrañas, mientras la bruja del desierto también llamada víbora, se arrastra sigilosa y con hipnótico hechizo te atrae muy despacio, se vale de engaños para robarte la vida…
Llora el Ángel a los pies de la secuoya porta en sus manos un pajarillo herido lo baña con sus lagrimas, agoniza el querubín en la fría celda de un gélido castillo, encadenado, azotado, ultrajado, hundido, humillado, un serafín recita una oda triste por todos aquellos que injusticias sufren, crucifixión y condena, pecado y penitencia silencio siempre el cómplice, el maldito silencio de los que todo lo ven pero callan por miedo…
Transitar por este horrible, árido desierto, despierto siempre el león en mi dormido corazón y como el sabio Búho siempre con los ojos abiertos…
