martes, 10 de julio de 2012

La historia de mi vida, por idiota nada más.


LAS HORAS SUBTERRÁNEAS
Delphine de Vigan

Fue entonces cuando comenzó un proceso de destrucción al que le llevaría meses ponerle nombre.
Pero cada vez volvía a la misma pregunta: ¿es que aquello bastaba para que todo se tambaleara?
¿Es que aquello bastaba para que su vida entera fuera tragada por un combate absurdo e invisible, perdido de antemano?
Ese día, al final del mes de septiembre, en un lapso de diez minutos, algo se había enturbiado.
…Se había puesto en marcha otro mecanismo, silencioso e inflexible, que no se detendría hasta aplastarla.
Se había quedado mirándola, esa mirada no era de confianza, sino una mirada que la juzgaba, que buscaba el error.
Después se había dedicado a cuestionar sistemáticamente sus decisiones, pedir precisiones, reclamar pruebas, justificaciones, argumentos, emitir dudas y recriminaciones.
Ella pensó que Jacques volvería a entrar en razón. Que renunciaría a su cólera, que dejaría que las cosas volvieran a su curso.
No había reaccionado a ninguno de sus ataques, a las reflexiones irónicas sobre sus zapatos, o su abrigo nuevo, comentarios descorteses, o la repentina ilegibilidad de su letra, había respondido con un silencio paciente, indulgente.
Había respondido con la confianza que ella tenía en él. Pero Jacques había continuado por el mismo camino, cada día un poco más molesto, lejano, brutal.
Ese día comprendió que la tarea de destrucción emprendida por Jacques no se limitaría a su departamento, que había empezado a desacreditarla fuera y tenía todo el PODER para hacerlo.
La forma que se sentaba frente a ella para observarla, un sinfín de detalles insidiosos y ridículos, que habían ido aislándola día a día, porque no había sabido medir la importancia de lo que estaba pasando, porque no había querido dar la voz de alarma. Una suma de pequeñas cosas cuya acumulación le había quitado el sueño.
Pero es demasiado tarde, él quiere acabar con ella.
¿Cuántas veces ha pensado que se podría morir de algo parecido a lo que está viviendo, morir de tener que sobrevivir diez horas diarias en un medio hostil?
Parece como si estuviera desarrollando una especie de resistencia al dolor. Se esta endureciendo.
Intentó contarles la forma en la que se dejó atrapar, poco a poco, y lo difícil que era ahora salir.
Intentó explicar las amabilidades superficiales y los rencores mudos, los incidentes fronterizos y las guerras de territorio, los secretos de alcoba y las notas transmitidas.
Intentó contar los silencios culpables, las sospechas, las insinuaciones. Esa acumulación de pequeñas vejaciones, de humillaciones soterradas, de hechos minúsculos.
Debería haberlo contado desde el principio, desde el principio del todo, todo el odio contenido en esa palabra que ella no había querido escuchar.
Hubiera debido contar los suspiros de exasperación, los comentarios hirientes disfrazados de humor, y las llamadas que nunca contesta.
Incidentes sin importancia cuya acumulación, sin brillo, sin estruendo, había terminado por DESTRUIRLA.
No sabía que una empresa podía tolerar tal grado de violencia, aunque fuera tan SILENCIOSA. Admitir en su seno ese tumor exponencial. Sin reaccionar, sin intentar ponerle remedio.
Sabe muy bien por qué calla, mantiene silencio porque siente VERGÜENZA.
Porque Jacques vigila de cerca sus horarios, sus ausencias, buscando un paso en falso. Poco a poco Jacques ha conseguido apartarla de todos los proyectos importantes.


(En resumidas palabras la historia de mi vida, me identifico con el personaje de M. , su excesiva confianza e ingenuidad, la llevo a confiar en las personas equivocadas, las mismas que haciendo uso de su PODER le hundieron la vida, hasta hacerla sentir como un deshecho, gente a la que uno admira sin razón, amigos invisibles, que en las sombras, se tornan enemigos implacables, que nos obligan a pensar que no existe la bondad en ningún rincón del mundo, porque la hipocresía, la codicia, el odio, la injusticia, la violencia, son la única realidad palpable, cuando el espejo se rompe, ya nadie puede volver a pegar  los pedazos, somos testigos de la degeneración de los seres humanos, “somos ratas viviendo en una caja demasiado estrecha“, que por dinero vendemos el alma, “cuanto tienes, cuanto vales”, mi Jacques particular, siempre me repite la misma frase, y lo más duro y triste es que en este averno el PODER y el DINERO es lo único que realmente vale, los nobles sentimientos solo son basura, aunque digas la VERDAD siempre le creerán al que tiene más, en el mundo real David nunca ganará a Goliat)