lunes, 11 de octubre de 2010

La Cárcel de Jesús Zárate

Antonio es nombre de decadentes cadencias latinas. Esta dualidad me desvincula de las limitaciones espirituales de una raza y de un pueblo y me convierte en lo que efectivamente quiero ser: una parte insignificante pero sustancial de la humanidad.
A pesar del numero con que aquí me han marcado me queda todavía una tabla de salvación, puesto que me queda el refugio intimo de mi nombre, para conservar la certidumbre de que sigo perteneciendo al genero humano.
El verso exige un don de profecía cósmica del que yo carezco. La novela es un espejo en un camino, como dijo Stendhal, y en la cárcel no hay espejo ni camino.
El Diario es el instrumento de expresión mas honesto porque es el único que desde el principio se sabe que no es sincero. No pretende adivinar, como el verso, ni colabora en la locura como la novela, ni aspira a suplantar la verdad como el teatro, ni se maquilla el rostro como las memorias, ni posa de pedante como el ensayo.  Entre todos ellos el diario es la manera mas inofensiva de mentir.

Además siendo la cárcel tan verdadera y tan falsa como la misma Literatura, el Diario es por excelencia un género literario para presos. No es muy exigente que digamos.
No impone pensar sino llenar con palabras la soledad y el silencio.
El estúpido letargo del encierro se rompió por un tiempo con la perspectiva luminosa del milagro.
Yo volvía a ser un hombre y no cualquier hombre sino un ser atraído a lo inexplicable por el hilo maravilloso de la fantasía.
Un tal Stroud se hizo famoso criando canarios que son un símbolo de la libertad.
Por un tiempo no pude dejar de pensar que detrás de todo el misterio del hombre hay siempre una rata que se oculta y que salta.
La rata es un animal acorralado. La rata es como yo. En la zoología social mi solidaridad con ella proviene de que la rata es también un ser perseguido. Tenemos un vinculo recóndito. Somos de la raza de los que huyen, del grupo de los que caen en trampas, de la especie de los que son cazados, de los que no deben vivir.
Un naturalista italiano dijo que la flor es la menstruación de la planta. Supongo que para un industrial francés la flor es un aroma subdesarrollado.
Hay algo que me irrita mas que una ofensa y es que no quede constancia del dolor que me causa.
En el monótono horario de la prisión en el que la presencia de una rata llega a convertirse en tema esencial de meditacion y en sensible inquietud del espíritu, no hay nada tan pesado como esto.
Levantarse y tener que acostarse en el acto implica la mas cruel de las torturas.
En la cárcel el insomnio es el sueño y el sueño es la agonía.
En la biblia se habla de un patriarca que "vivía lleno de días". Yo vivo lleno de noches, con mi sueño despierto acostado en la noche larga de la cárcel.
En la cárcel no solo duermen los hombres. En este charco de agua sucia el tiempo duerme también como un pez clavado en el anzuelo del cansancio y del olvido.
El pintor había logrado dar a aquellos ojos un fulgor que tenía el oficio de interrogarme y vigilarme.
A mi solo me quedaron las espadas de una guerra que no me pertenecía.
En una obra llamada "La Comedia de la Justicia" decía que en una cárcel un hombre espera la decisión de un Juez. En el séptimo mes cuando ya el prisionero ha perdido toda esperanza, viene a consolarlo la noticia de que el juez esta preso con él, en la misma cárcel.
Mister Alba cree que es un ser extraordinario porque en la cárcel no le ha dado reumatismo. Con el mismo criterio Sócrates llamaba alegría al acto de que le quitaras los grillos o esposas.
A mister Alba le gusta la literatura que precede al préstamo no el provecho posterior.
Junto al escritorio donde mi padre trabajaba, estaba colgado un Cristo de marfil. Era una hermosa pieza, sin mucho valor artístico, pero nutrida de una conmovedora alegoría espiritual.
Ante mis ojos, la sangre de las esposas se elevo de pronto hasta la sangre de las sienes de Cristo, y aquellas dos sangres, la sangre impura de los hombres, la sangre apasionada de Cristo, se fundieron para mi en un solo chorro sangriento de dolor.Aquel fenomeno a la vez que purifico mi admiracion por Cristo, me dejo transido de espanto por las esposas.

Resulta curioso y aleccionador que el símbolo del cristianismo sea un símbolo de suplicio, es decir, un instrumento de prisión. Hasta el Monte de los Olivos, Jesús aparece como el apóstol egregio  de la caridad universal. Se necesita que lo pongan preso, que le apliquen el injusto castigo, que lo sacrifiquen en la cruz, que lo conviertan en víctima, para que se consolide definitivamente su condición de redentor del genero humano.
Él definió muy bien la cárcel cuando dijo que el día en que los hombres callen, gritarán las piedras. Los presos son hombres que callan. La cárcel son piedras que gritan.
En la oficina de mi padre Cristo se retorcía de dolor, en la encarnación de marfil, y no podía pensarse bajo la presión del estremecimiento que su martirio suscitaba, que aquella ficción pudiera confundirse con la manifestación visible de la misericordia divina. Tardé mucho tiempo en descubrir porqué.
La razón consistía en que Cristo no tenía escape, incrustado en el marfil, uncido a la cruz. La razón era que la cara atormentada de Cristo se convertía en mí en el rostro de la tortura humana. Un día acabé por ver todo claro. En Cristo, Dios estaba preso.
El descubrimiento me aterró pero a la vez me lleno de serena confianza en la verdad. Desde entonces Cristo representa para mí la figura de todos los hombres que están presos. Durante mucho tiempo me ha conmovido esta relación irreverente, pero purificadora.
Todas esas asociaciones son las que me han llevado a pensar después en lo que Jesucristo significa. Jesucristo significa que el prisionero no está solo. En el orden espiritual, para mi Jesucristo significa que soy fuerte. Con él somos dos. En la cárcel, sin embargo, sigo viéndolo agonizando, sigo viéndolo preso. Jesucristo esta preso porque está conmigo.
Buscar Justicia en el Código penal es como buscar humanidad en una lista telefónica.
Buscar justicia en el Código Penal es una estadística de crímenes adulterada por la honradez de los hombres que no los han cometido. Es como si las Vírgenes escribieran tratados de dignidad para aleccionar a las que no lo son. Los Códigos penales debieran escribirlos los presos.
Leer Códigos es un buen ejercicio para la inteligencia. Un escritor leía el código civil para perfeccionar el estilo. Yo leo el código penal para dañarlo.
Cervantes indicaba que la libertad es el camino. Hegel pensaba que la libertad es la elección. Nietzsche proclamaba que la libertad es la jerarquía. Clemenceau arengaba que la libertad es el deber. Unamuno conjeturaba que la libertad es el azar.
Para Epicteto, que era filosofo, la libertad era la sabiduría, para Freud, que era un soñador, la libertad era el sueño, para D'Annunzio, que era un poeta, la libertad era la victoria.

A otro Angel llamado Gabriel...



Dicen que falta poco
para que cojas el último tren
y dejes a estos tus dos hijos,
mientras tanto los buitres
se preparan
para hacernos pedazos...
Se caerá la Torre,
se helaran las nubes,
lloraran los campos,
la tierra gemirá de dolor,
las rosas perderán su belleza,
y de tristeza ese día se vestirá
el corazón...
Nos sonreirás de alguna estrella
muy cerquitica de Dios,
y bajo tus Alas nos seguirás
protegiendo
porque siempre has sido nuestro
Ángel salvador...
Y yo te seguiré hablando
en Silencio,
con la Voz del Corazón....................
Te Quiero Mucho Viejito
sin Ti no sabré que hacer....