viernes, 2 de noviembre de 2012

Moscas y la cultura

Se han usado a menudo las moscas en la mitología y literatura para representar a agentes de muerte y deterioro, como la cuarta plaga Bíblica de Egipto. Se han retratado como las malvadas (por ejemplo, en la mitología griega, Myiagros era un dios que ahuyentaba las moscas durante los sacrificios a Zeus y Atena, y Zeus envió a una mosca a morder el caballo Pegasus que causa Bellerophon para retirarse a la Tierra cuando él la intentó montar para Montar el Olimpo). Joyas y armas ceremoniales encontradas en el enterramiento de la Reina Ahhotep, incluyendo un hacha en cuyo filo se representa al faraón Amosis I abatiendo a un soldado hicso y las moscas de oro concedidas a la reina por su apoyo en la lucha contra los hicsos. No obstante, en algunas culturas la connotación no es tan negativa (por ejemplo, en la religión de Navajo tradicional, la Mosca Grande es un espíritu importante). La mosca, como símbolo de valor indomable, insistencia y tenacidad frente al conflicto, era el mayor galardón militar en la cultura egipcia, la más alta distinción concedida por el faraón a sus valientes. 

El faraón Ahmose condecoró en una bella ceremonia a su madre, Ahhotep, con un collar con tres grandes moscas de oro, de 9 cm de altura. Ninguna otra reina de Egipto recibió esta condecoración militar. Ahmosis reconocía así que la inspiradora de la guerra de liberación había sido Ahhotep; era su forma de reconocer los grandes esfuerzos y sacrificios a los que se había sometido esta reina, entregada a la causa de liberar a Egipto del yugo de los hicsos. 

Los habitantes de Cirene ofrecían sacrificios al dios Acoro para que les librase de estos insectos. Los acarnanios veneraban a las moscas y los naturales de Accaron ofrecían incienso a la divinidad que las cazaba. Los griegos tenían así mismo su dios Cazamoscas (Myiagros). Eliano dice que las moscas se retiraban por sí solas en los juegos olímpicos y pasaban a la otra parte del río Alfeo. En el templo de Apolo en Accio, cuando se acercaba la fiesta, se inmolaba un toro a las moscas que, una vez saciadas, se retiraban.

3 El demonio Belcebú recibe el nombre de "el señor de las moscas", debido a un juego de palabras que convirtió al dios cananeo Ba'al Zebûl (literalmente "el señor príncipe") en Baal Zabut ("el señor de las moscas"). En Roma, había un templo, el de Hércules vencedor en el cual no entraban jamás las moscas por más que aquel héroe no hubiese podido jamás ahuyentarlas ya que, según Teófilo y Paracelso, ni el mismo Júpiter tiene este poder. 

Las moscas acudían a miríadas a los sacrificios de Molloch y los judíos consideraban de feliz agüero que no se viera jamás una mosca en el templo de Salomón.3 El poema de Emily Dickinson dice "yo oí el zumbido de una mosca cuando moría" hace la referencia a las moscas en el contexto de la muerte. De igual manera, en el arte y ficción, se usan también principalmente las moscas para introducir elementos de horror o una sensación de suciedad; un ejemplo de lo anterior es una película de ciencia ficción de 1958 llamada "La mosca" (nueva versión en La mosca) en la que se observaba a un científico intercambiar partes de su cuerpo (ADN) accidentalmente con los de una mosca. 

La habilidad de moscas de aferrarse a casi cualquier superficie también ha inspirado el título de "hombre mosca" para personas con habilidades de escalado y paracaidismo en los edificios. 

Las moscas son uno de los símbolos personales del poeta Antonio Machado; en su poema "Las moscas" las retrata como animalillos revoltosos y entrañables que evocan la infancia del poeta y no tiene respeto ni por los "parpados de los muertos". 

Habilidad para escapar 
Investigadores en Estados Unidos han descubierto que estos insectos deben su habilidad para escapar al hecho de que cuentan un sofisticado sistema de defensa que los hace anticiparse a los movimientos de su atacante. Mediante avanzados métodos estos científicos han descubierto que una mosca es capaz de mover sus patas traseras y colocarlas justo en la posición idónea para emprender el vuelo con el fin de huir. Cuentan también que son capaces de hacer esto y no necesariamente cumplirlo, es decir, si finalmente el atacante no ataca a la mosca, vuelven a su posición normal. También son capaces de usar este sistema mientras realizan otras acciones. La investigación ha corrido a cargo del profesor Michael Dickinson.4 

Libre albedrío en moscas 
 En enero de 2011 se publicó en la revista Proceedings of the Royal Society el artículo “Hacia un concepto científico de la voluntad libre como un rasgo biológico: acciones espontáneas y toma de decisiones en los invertebrados”5 en el cual se afirma que hasta las moscas de la fruta manifiestan de alguna manera una conducta con libre albedrío. Su autor, Björn Brembs, afirma que el comportamiento de las moscas, aunque no es completamente libre, no está completamente constreñido. El trabajo aporta evidencia obtenida de cerebros de moscas, cerebros considerablemente más pequeños que el nuestro, pero que sin embargo parecen estar dotados de flexibilidad en la toma de decisiones. El científico se atreve a señalar que la capacidad de elegir entre diferentes opciones de comportamiento, incluso en la ausencia de diferencias en el medio ambiente, sería una capacidad común a la mayoría de los cerebros, si no de todos, por lo que los animales más simples no serían autómatas totalmente predecibles.6