sábado, 12 de marzo de 2011

Oda Triste a un Ángel...

Las hojas han vuelto a caer y llorar las aves en esta noche gris en el que las estrellas rezan por tu ánima, poeta de dulce mirada que dijiste adiós, en 1919 volaron las palabras al viento murió el poeta aun niño que compuso poemas tejidos con hebras de amor, hilos de ilusión, aquí tus palabras enredadas con mis sueños...
...Se han humedecido las paginas de ese bendito diario donde tejiste palabras de ensueño, a la princesa de ojos floridos, a un manantial melodioso de lloro, reteniendo tus lagrimas de rey ofendido, volviste la espalda a este averno porque tu alma se hallaba ebria de luz y enferma de infinito...
Divina vestidura traspasada de flechas, tus ojos mustios andaban pobres de voluntad exangües de cansancio, exclamaste tantas veces, !Señor en mi me busco y no me encuentro!, se deshacen nuestros ensueños, como palacios de ceniza, la vid de la locura de sus negros racimos, exprimió en nuestras bocas los vinos condenados, en el fango del mundo hincado de rodillas, tu que fuiste todo luz, gracia y armonía, se extinguieron tus años, ardiendo como cirios, lagrimea una estrella en el cielo escarlata...
El Negro lago del Suicidio, es la antesala del infierno. Cuando la noche negra amenaza la tierra el búho abre los ojos y la paloma los cierra. Bien sé que reposada tu fatiga, en silencio te irás y tu enemiga mano mi copa colmara de hieles. Mercader de sollozos, profesional del llanto. Encerré mi dolor en la celda más secreta y oscura de mi alma. Lo amargo es el hastío de los sueños hallados, el corazón ahíto de los bienes gozados que se pregunta: que voy a pedir ahora?, ya me ofrezcan rosas o me den espinas yo bendigo siempre tus manos divinas. Corazón que ama es como la rosa perfuma la mano de quien la destroza. La Enfermedad que yo tengo mi corazón sólo sabe, como él nunca la dirá, nunca ha de saberla nadie. Odio aquellos amores de folletín: mi herida no mendiga limosnas de piedades ajenas, yo tengo una tragedia y se llama Mi Vida, para escribirla use la sangre de mis venas.
Mi corazón no es cuerdo (claro, si es de poeta) quinta esencia el dolor en un verso exquisito, mi espíritu oye vagas palabras indecisas y con esas palabras suelo hacer mis poemas. Cuando retornaras, divina primavera, solloza el alma presa en su dolor cobarde y una voz fresca y dulce dice en mi oído: !Espera!, y una voz melancólica grita en mi pecho: !Es tarde!...
Con nuestras manos temblorosas tejemos nuestro bien y nuestro mal, al mirar el alma pobre es la angustia y la desesperación de ver trocado en monedas de cobre todo el oro de nuestro corazón...
Satán es cazador furtivo en la celeste selva donde divaga el místico redil, ni rasgando su carne poseída pudiera extirpar la ponzoña del hechizo fatal...
Un llanto largo y musical vertía Chopin en una rara melodía huyeron ritmos como sueños vanos.
Tal una araña que a la luz espacia los traidores urdimbres de sus hilos, se proyectó la sombra de los tilos en tu balcón de vieja aristocracia...
Muda a mis ruegos, impasible y fría en el sofá de rojo terciopelo, un pálido jazmín hecho de hielo, tu enigmático rostro parecía...
Por donde ella pasaba la tragedia surgía, tenía la belleza de una predestinada y una noche de otoño febril aparecía en sus ojos inmensos y oscuros retratada...
!Desde entonces padezco de este mal taciturno, que hace una noche eterna del alba de mi vida!, fue la muerte Silva tu eterna compañía...
Hastíos otoñales ya nada me entusiasma, de cuanto me causara infantiles asombros, y así voy por la vida, cual pálido fantasma, que atraviesa las calles de una ciudad de escombros...
Los rostros de la gente cubiertos de mentiras, de aquellos que tejen trampas y engaños y luego exclaman con arrogancia y felonía ; !yo no he sido, tu inventas, estas loco!, la maldad te contempla detrás de mil espejos rotos, la decepción te mira de frente y te dice no te fíes de la gente, el mundo es la cuna del mal y la mece siempre Satanás...
Para los que llevamos, como un puñal sutil, dentro del alma una ponzoña, para los que miramos nuestra ilusión de abril hecha una mísera carroña...
Sí de nuestro dolor sólo perdura el eco sollozante a merced de la brisa, pero la carne a la vida se aferra, ! Y que temor, oh, cielos, por nuestra leve arcilla...
Ídolos de sal construimos desde la infancia, que enorme decepción cuando en silencio contemplamos con asombro y horror como el “Dios” se burlo de nosotros, sin clemencia o compasión, “maldito el hombre que confía en el hombre”, y el que Ama aun peor, soplo Satan y en ese enfermo corazón la llama del Amor y la fe apago...
El abuelo las lámparas, por vez octava prende, se iluminan de súbito, semblantes aturdidos, es la hora en que atraviesa las alcobas el duende, que despierta, llorando a los niños dormidos...
Mientras la lluvia pone su vaho en las vidrieras, hablemos en voz baja de los muertos queridos, y se abrirán las rosas de falsas primaveras a la débil penumbra de los sueños huidos...
Querido Ángel Silva, al verte sin pensar, se dice Ave María, y pues es tuyo el reino de la estrella y la rosa y está en tu corazón la sacra poesía, por gracia de una antigua virtud maravillosa...
La historia de mi alma es la del peregrino, que extraviado una noche en un negro camino, pidió al cielo una luz...y apareció la luna...
Como una sombra fría baja la niebla lila...el sol es eso triste, sin color, que se mira en las aguas palúdicas, entre flores podridas. Como el agudo llanto de una niña se oye la voz lejana del río que tirita...
Se va a acabar la vida...soñolientas las hojas cabecean, y cae sobre el alma la tristeza igual que sobre un muerto, un puñado de tierra...
Hay un Jardín de negras rosas, hay un jardín de blancos lirios, son mis tristezas negras rosas, mis ilusiones blancos lirios...
Caerán las duras cadenas, se abrirá la puerta de hierro, y entre un perfume de azucenas, el alma saldrá de su encierro...
Aúna mi pensamiento, inquietud y serenidad. Mi orientación es la del viento, la del mar mi estabilidad...
Yo no puedo llorar pero mi poesía llora por mi, son tan dulces y tienen tal encanto, las tristezas rimadas, los dolores en canto. Yo creo que las penas algo valen si de ellas conseguimos hacer unas páginas bellas...
Y bien, !Adiós!, me vuelvo a mi sombra, a mi oscuro CUCHITRIL de poeta, donde vivo seguro de que nadie me quite mi DOLOR, donde puedo soñar, llorar un poco, sin que me asalte el miedo de ser CURSI...
En los brazos del tiempo la juventud se aleja, pero su aroma nos embriaga todavía, y la empañada luna del recuerdo refleja, las arrugas del rostro que adoramos un día...
!Hoy no es la adolescente mirada y risa franca, sino el cansado gesto de precoz amargura, y está el ánima que fuera una paloma blanca, triste de tantos Sueños y de tanta lectura!
Por el que en dolorosas horas de vigilia, toma por salvación el puñal o el veneno, y por el trotamundos sin pan y sin familia, que inmoló a los sentidos cuánto en él era bueno...
Señor, y, sobre todo, por el triste POETA, en cuyo pecho vibra la perenne armonía , por ser mago dueño de la virtud secreta de hacer de sus dolores luz, sueño y melodía.
Por ellos mi oración llena de mansedumbre, por ellos mirra, incienso y oro mis cantos den...
Vuelve tus ojos puros a aquella muchedumbre y árboles el tesoro de tus gracias, !Amén!

Nos dijiste Adiós una noche de sombras en la que el cielo lloro lagrimas de sangre, plumas negras taparon los ojos al sol, te supero la tristeza, la muerte te enredo en sus brazos en tinieblas, tu ánima se lleno de hastío y de penas, no pudiste escapar te dejaste hundir, te dejaste llevar por tu hermana tornera, y nunca nadie comprendió tu dolor, ni logro descifrar el profundo dolor que te acompañaba, “La enfermedad que yo tengo, mi corazón solo sabe; como él nunca la dirá; nunca ha de saberla nadie”. Mis versos la están diciendo y no la comprende nadie...(La Fuente Triste). Tus poemas expresaban tu inmensa inconformidad con la vida, con la injusta sociedad que te rodeaba que se limita a juzgar y a descalificar jamas a ayudar, desde tu época hasta esta querido Silva nada ha mejorado el egoísmo, el racismo, los prejuicios sociales siguen igual y la indiferencia nos ahoga...
Nacido en Guayaquil el 8 de Junio de 1898 y se fue de forma trágica  el 10 de junio de 1919, se quedó huérfano de padre a los cuatro años (1902), El rincón natal y el árbol paterno inclinaron al niño poeta en dos direcciones que penetrarían hondamente su obra posterior: el don de la música y la obsesión por la muerte, que son como dos soles, el uno claro y el otro sombrío, en el sistema poético de Medardo Ángel Silva.
El abuelo de Silva fue un violinista español Don Fermin Silva y Oseguera, llegado a Guayaquil a mediados del siglo XIX dirigiendo la Orquesta de una compañía española de zarzuela y que se avecindara y contrajera matrimonio en ella. El padre del poeta había sido violinista. Y fiel a la herencia, Medardo Ángel aprendió a tocar el piano y fue asiduo de un circulo de músicos. Su “Paisaje de Leyenda”, el titulo de su primer poema, un soneto, muestran un poeta seguro de la forma, muy musical, influido por el modernismo americano, en especial por Rubén Darío y Herrera y Reissig que contaban entre sus mas queridas lecturas.
La luz de un genio se apaga sumiendo al mundo en la ignorancia, y descubriendo que vivimos en un universo de corazones vacíos, donde mientras unos lloran otros celebran esas dolorosas lagrimas...Silva el mundo no cambia sigue lleno de muñecos de paja, con corazones de acero y traición en la mirada...
“Pero sonó el Destino inexorable su hora, y el brusco despertar nos anunció la aurora verdadera, la aurora sin flor y sin estrella”(Soneto de Otoño)
“Fue el despertar de no sé que ignorada existencia en el fondo de mi mismo, torné a mi propio enigma la mirada: medí mi noche y comprendí mi abismo”...(Trompetas de Oro)