sábado, 12 de marzo de 2011

Buenos Labradores...

Esta noche soñé que me hallaba nadando en una enorme ánfora de cristal en medio de millones de peces azules, de pronto una lluvia de pirañas se hicieron presentes trataba de huir y no lo conseguía
en medio de aquella pesadilla aparecía un caballito de mar me liberaba y me escondía en una enorme concha donde una brillante perla iluminaba el rostro de una pequeña sirena, ella y yo tiritando de miedo esperábamos despertar de aquel mal sueño. De pronto la hermosa sirena se puso a cantar una melodía exageradamente triste las lagrimas rodaban por mis mejillas con la suavidad de una gota de rocío, la voz de aquella hermosa muchacha provoco en mi una extraña sensación de infinita soledad, vacío y desconsuelo, las notas musicales se volvieron de repente enormes agujas que cosían los retazos que habían quedado de un herido corazón, aquella bella melodía era un bálsamo para mi ánima acongojada, cientos de piedras preciosas empezaron a caer, de repente, la sirena y yo vestíamos de luz y una corona de estrellas se poso en nuestras cabezas, la gigantesca perla se abrió y de ella brotaron millones de rosas de todos los colores, flores preciosas detrás de esa cortina de pétalos aparecieron tres Ángeles cada uno llevaba un cofre hecho de una flor diferente tulipanes, rosas y lirios en uno de los tres cofres se ocultaba el secreto de la felicidad.
De repente empezó a soplar muy fuerte el viento millones de plumas blancas parecían caer del cielo
en medio de la montaña de plumas que se formo apareció un hada con su traje de plumas incluso su largo cabello blanco eran todas pequeñitas plumas que brillaban al sol, era graciosa, coqueta, alta, delgaducha, sus preciosos ojos verdes brillaban como estrellas fugaces, llevaba un anillo hermoso hecho de pequeñísimas plumas rojas su sonrisa parecía iluminarlo todo, traía con ella un pergamino hecho de plumas como era lógico, lo extendió cual alfombra delante de nuestros ojos dijo que si mirábamos con atención leeríamos claramente la palabra correcta para poder abrir el cofre y descubrir al mundo el Secreto de la verdadera Felicidad.
Las muchachas revisaban con atención cada rincón de aquella extraña alfombra pero no lograban hallar la respuesta en ninguna parte, tres ratoncitos muy listos, dos monos sabios que pasaban por ahí también se detuvieron a tratar de descifrar la incógnita, la luna perezosa bostezaba intrigada y el sol intentaba con toda su energía descifrar la palabra, pero nada todo los intentos eran inútiles...
El tiempo se acababa una lluvia de piedras preciosas caía otra vez se iba ahogando la esperanza, el mundo agonizaba, la melodía que interpretaba la sirena era cada vez mas profunda, mas intensa, deseaba cada una poseer aquel secreto, ambicionaba cada una ser la protagonista de tan valioso descubrimiento y a su manera una y otra buscaban en aquella gigante alfombra de plumas la respuesta que el hada les había pedido...
Agotadas e impacientes decidieron darse por vencidas, entonces volvió a aparecer el Hada que esta vez con expresión triste y sus ojos color esmeralda llenos de profundo pesar, expreso, el egoísmo es una de las raíces del mal si pudiésemos todos comprender que somos semillas pertenecientes a una misma tierra, flores de un mismo jardín, el universo mantendría un perfecto equilibrio, la sabiduría, la inteligencia debería ser el agua bendita con la que todas las semillas fueran regadas pero la mala hierba crece siempre mas rápido y sube mas alto, cegando a las otras flores del mismo jardín...
La muchacha y la sirena aun no comprendían lo que el hada les trataba de decir, si vuestro enorme ego no hubiese tapado los ojos a vuestra inteligencia, a vuestra humildad, se hubiesen dado cuenta que el único secreto lo lleváis en el corazón es de ahí de donde nacen todos los aciertos y todos los errores del hombre, es imposible equivocarse cuando habla el corazón porque esa es la voz del Amor expresada por Dios...
El Secreto de la Verdadera felicidad solo sera posible cuando ese enorme Cofre esa Enorme Caja llamada Corazón este llena de sentimientos nobles, cuando seamos capaces de ser buenos labradores, y desarraigar todas las malas raíces, la mala hierba que crece en nuestro interior, “como la flor que aroma el ambiente y no lo sabe, como el astro que alumbra las noches y lo ignora” (Silva), ser una flor que aunque sencilla brille por la enorme luz que irradia de su buen corazón y que esa energía cubra al mundo con un manto de esperanza...