Carta a mi hijo Quiero hablarte de tu nuevas realidades: aquellas en las que el bueno no triunfa siempre y la guerra en la televisión es noticia, no película.
Ahora que te veo pasar de niño a hombre quiero hablarte de cómo cambiará tu vida...
Quiero prepararte para las nuevas sensaciones que vienen con la edad, para el dolor y la alegría que ocasiona un gran amor, para las satisfacciones que genera una amistad verdadera y la tristeza tan profunda que deja la traición.
Quiero enseñarte a enfrentar los problemas con juicio, con firmeza y sin temor. Quiero que comprendas que a pesar de la corrupción social, económica y política que vivimos a diario, todo en la vida es factible, cambiable, fácil de resolver y manejable por métodos honestos.
Voy a poner a tu disposición las herramientas necesarias para formar tu personalidad, para elaborar tu futuro, para fortalecer tu carácter. Con ellas descubrirás que para ser un hombre sano deberás ejercitar tu cuerpo, nutrir tu intelecto, apoyarte en la fé, ayudar a tu prójimo, obedecer las leyes, luchar por tus ideas y respetar las ajenas.
También reconocerás las oportunidades y sabrás aprovecharlas, sin perjudicar a los demás ni abusar de los incautos.
Quiero, por sobre todo, que aprendas a decidir por ti mismo y a aceptar responsabilidad por tus acciones, para que nunca te lamentes de haber permitido que otros forjaran tu destino, para que nunca mires hacia atrás con nostalgia por lo que pudo haber sido, sino que siempre te sientas plenamente satisfecho por lo que fue.
Yo alabaré tus triunfos y sufriré contigo tus desventuras. Seré cómplice de tus logros y tus fracasos y en lo bueno y en lo malo seré incondicional contigo.
Aprenderás que no estás solo en este mundo; que eres parte importantísima de un núcleo familiar y social que se extiende a medida que te relacionas con tu medio; que mientras más grande sea tu círculo social, más se enriquecerá tu vida pero mayores también serán tus responsabilidades morales con todo el que te rodea.
Por ello deberás reflexionar siempre antes de actuar, para poder calibrar con certeza la consecuencia de tus actos y su potencial efecto sobre aquellos que te quieren.
Quiero enseñarte, hijo mío, que puedes ser bueno sin que abusen de ti; que se puede ser valiente sin arriesgar inútilmente la vida; que no serás menos hombre porque llores o sientas miedo o le seas fiel a tu mujer; que vale más la pena ganarse el respeto de un enemigo que la adulación de un amigo; que se puede ser justo sin ser implacable, discreto sin ser retraído, religioso sin ser fanático. Sé muy bien que el camino del adolescente es difícil de transitar.
Lo sé porque lo he recorrido y logré llegar airosa al otro lado. Por eso te digo que le tengas respeto pero no le temas, porque llevas contigo una prenda de incalculable valor: cuentas con el apoyo incondicional de tu mamá, Y de todos los que te aprecian. En todo y para siempre.
Enviado por Paloma. ¡Muchas gracias!


convertir la tristeza en depresión, y es ahí donde debemos poner nuestra atención, porque la depresión nos puede hundir en un estado de baja autoestima, tristeza y depresión, que juntos forman una fatal combinación. Pasando de la tristeza que puede ser temporal a un síntoma que puede hacerse añejo como la depresión que está clasificada como un síntoma o enfermedad, confundimos la tristeza con la depresión. La tristeza es un sentimiento comprensible o normal por las situaciones o circunstancias que escapan de nuestro control, cosas que no podemos cambiar, pero podemos cambiar la tristeza, tal vez no por alegría, pero sí por serenidad y aceptación de lo que nos haya ocurrido, pensando como siempre, que todo menos la muerte tiene una solución.
por un largo tiempo o luchar por ponerle una sonrisa a ese sentimiento que apaga el brillo de la mirada.

lo que nos asusta el interminable dolor que conlleva ese proceso, ese saber que por más que le llores y le busques ya no está.



siempre hay que luchar por encontrar la escurridiza felicidad. Piensa que
como algo anecdótico y sin importancia, pues habrás encontrado con quien compartir no sólo un instante sino la eternidad.

1. Comparte tus sentimientos.
2. Cuídate.
3. Piensa en todas las cosas buenas que tienes.
5. Tener paciencia y darte tiempo.
y se refugian en el alcohol o las drogas. Otros se enfadan muchísimo e intentan hacerse daño o hacer daño a otras personas. Las personas que empiezan a beber, a consumir drogas, o a autolesionarse para evadirse de la realidad de la pérdida pueden creer que están mitigando el dolor, pero se tratará de un alivio meramente temporal.
Esas personas no están afrontando realmente su dolor, sino tan sólo enmascarándolo, lo que hará que sus sentimientos crezcan en su interior y, a la larga, prolongará su sufrimiento
Muchas veces nos sentimos tan solos que la única compañía es nuestro computador, allí escribimos lo que quizás en palabras no logramos decir en vivo.
Saquemos partido a nuestra tristeza, escribamos lo que sea, cualquier cosa, algo que nos trajo mucho dolor, quizás el separarnos de ese ser que un día amamos mucho y hoy nos cuesta olvidar, o quizás la distancia de nuestras familias que están en otros países, o la perdida de un ser amado.
Aunque yo soy una convencida de que la felicidad son pequeños trozos de tiempo que nos regala la vida, que no esa una constante, pero lo que dure es bueno, porque no hay nada más lindo que despertar contenta al lado de la persona que amas, que no existen distancias, no existen problemas…
10 Razones para no ser amantes:
Mis amigas, si nos ponemos a reflexionar en estas simples razones de las que seguramente hay cientos más, veremos que no es nada bueno ser amantes.